jueves, 22 de diciembre de 2011

Levanto la mirada, que se me dirige hacia el paisaje de la ventana, hacia el punto más alejado de mí. Entonces es cuando noto que el músculo de mis ojos se estira, que me provoca un leve dolor en ellos, que me indica que necesitan más ejercicio. Que me hace recapacitar todos los minutos que pasaron que parecían milésimas de segundos, simplemente mirando a un papel con un largo texto. Sin fijarme en el significado de las palabras, sin ni siquiera fijarme en ellas, simplemente e inconscientemente, cambiarlas a imágenes, que me producen nostalgia. Pero no, las evado, las evito; no quiero pasar por aquello otra vez.
Me centro en echarle un vistazo a mi alrededor, y me doy cuenta de, a lo que cualquiera llamaría una-cama-llena-de-papelajos-desordenados, yo lamo mi-mundo-casi-entero-reflejado-en-papeles-y-en-peequeñas-cosas. Empiezo a coger, poco a poco y de uno en uno, cada objeto encima de mi cama, de los cuales he sacado de mi caja especial en un momento nostálgico con la necesidad de recordar y volver a sentir algo en concreto, pero a la vez sin querer. Cada cosita que cojo, me transporta a un lugar relacionado con ello, cada uno siendo distinto y con sentimientos y pensamientos distintos.
Comienzo cogiendo las diminutas llaves que no solo abren la puerta de mi casa de veraneo, sino también la de mi libertad y mi fuerza, mi madurez y mi autoconfianza que por fin este último verano se han unido llenándome más, haciendo mi "yo" un poco más útil. 
Continúo con las postales recibidas de mis amigos, indicando que se han acordado de mí y de mi apasionante afición de coleccionar postales, sobretodo de sitios curiosos. Leo lo escrito por detrás de cada una de ellas, en la mayoría contando su magnífica estancia estancia en el determinado lugar. 
Y para finalizar, llego hacia las tarjetas y cartas escritas por mi cumpleaños. Mis ojos, ordenados por mi corazón, rápidamente encuentran tu carta, pero mi mente se reprime a ello y lo obstaculiza para que no se interponga en mi camino, por lo cual mi corazón no gana la batalla de la fuerza y mis manos llegan a ella. La apartan del resto, como si quisieran aislar esos momentos de los demás.
[Continúo leyendo el resto de las cartas.]
Mi corazón no aguanta más, y decide por fin volver al causante de mi malestar de ojos, tu carta. Sí, el causante, debido al exagerado tiempo que estuve con la mirada fijamente en ella, que solo ellos me demostraron. La cojo, y la leo con más rapidez que con el resto, solo fijándome en las palabras que destacan. Porque sé que no me hace falta leer cada una de ellas escritas ahí para estar atenta, porque creo que me la sé ya de memoria, de la cantidad de veces que la he leído.
Empiezo a sentirme confusa y mareada, viendo como mi habitación, de repente, cada segundo se convierte en un lugar en el cual ya he estado en estos últimos 5 meses y medio. Cada uno distinto a los anteriores, pero en todos aparece la misma persona. Todo esto se hace familiar, hasta que me doy cuenta de que esa persona eres . Que es por ti la cual mi cabeza está llena de cosas significativas y abstractas, que es por ti por qué me duele la vista. 
Agito mi cabeza de un lado hacia el otro con la esperanza de salir de ese fotograma lleno de imágenes. Necesitaba estar varios segundos con ellas, pero no más, porque sino podría afectar mi grado de añoranza.
Abro bien los ojos y me vuelvo a sentir segura y protegida por estas cuatro paredes, donde nada entra si yo no quiero. Porque es mi espacio. Donde yo decido qué entra y qué sale.
Mi mirada se dirige a la esquina derecha de mi cama, donde se halla tu carta marginada del resto, doblada y girada boca abajo, para que solo se vea la parte blanca de atrás del papel, evitando las palabras escritas, evitando recordar momentos.
Escucho el ligero tic-tac del despertador, que me hace elevar la mirada hacia ello y darme cuanta de que se me está haciendo tarde. Solo el despertador diría las horas que he perdido ahora mismo. Guardo las cositas de nuevo en mi caja de cosas especiales, empezando por aquel papel doblado en la esquina de la cama. Reservándolo al fondo de la caja, donde solo yo pueda encontrarlo, al igual que lo que representa en mí.















miércoles, 23 de noviembre de 2011

"I'm from Venus, you're from Mars, and together, we create stars". Y eso es solo lo único que nos queda. Podría utilizar la palabra "solo" o bien podría utilizar la palabra "todo", pues el universo es tan colosal y aristocrático y está saturado.
Para empezar, están los meteoritos y las semi partículas perdidas y desorientadas por todo el espacio. Parecerán elementos ignorantes e incordiantes que solo sirven para ocupar espacio, pero para mí, cada uno de esos pedacitos son cada uno de aquellos momentos que vivimos juntos, los buenos y los no tan buenos. Pero ambos igual de importantes, porque ellos han sido casi los únicos capaces de sustituir las palabras "tú" y "yo" por un "nosotros"
Pero obviamente, los momentos realmente buenos, han destacado, y por ello, se han convertido en estrellas. Ellas son esos momentos más fuertes, ellas son las que brillan con más fuerza. Ellas son unas de las únicas capaces de brillar con luz propia, y de convertir un profundo lago negro a un lago casi transparente, lleno de color, de vida y sobretodo de luminosidad.
Después están todos nuestros pensamientos y sentimientos. Aquellos que tenemos guardados dentro de nosotros, muy dentro de nosotros. Aquellos momentos que nos gustaría que ocurriesen, y aunque solo duraran varios instantes. Aquellas cosas que no nos dijimos, que no nos atrevimos a decir, ya sea por miedo o por otra cosa. Aquellos sentimientos tan profundos que nos costaba exponer a los demás. Y todo esto pasan a ser el tercer grado, a ser estrellas fugaces. Que todo esto pasaba de cuando en cuando, pero cuando pasaban, pasaban con más fuerza, con más luz que nunca.
Llegando al final, están los planetas de los cuales hay tanta diferencia entre ellos y a la vez no. De los cuales dicen que tú procedes de uno y yo de otro. De los cuales dicen que cada persona es un mundo. Y al parecer, tú y yo somos de mundos distintos, pero tarde me he dado cuenta. Porque antes estábamos todos los planetas unidos en sintonía, pero de repente noté que faltaba algo. Que tú te fuiste, y contigo tu mundo. Ahí fue cuando el mío no marchaba bien, y es que para que lo haga, necesita al tuyo, porque juntos hemos creado proyectos, y si uno de los dos falta, estos proyectos carecerán de importancia, y podrían ser olvidados; pero te puedo asegurar que no de mi corazón, aunque mi cabeza intente impedir que eso ocurra intentando borrarlos de mí, a pesar de que mi corazón se niegue.
Y por último, está la luna. ese elemento tan grande en cuanto a tamaño y tan grande en cuanto a significado para mí, por que es que esconde tantas cosas. Al final del cuento, es lo único que nos queda de nuestro "nosotros", lo único que nos sigue uniendo, porque sé que si yo la estoy viendo, tú también.
Y es que aunque yo sea de Venus y tú de Marte, juntos hemos creado estrellas, y con ellas planes, que crean vidas, que crean sentimientos, que crean personas, que crean un "tú" y un "yo", que crean un "nosotros", que crean un universo, nuestro universo. [Y solo de pensar que ese "nosotros" se ha roto, que vuelve a ser un "tú" y un "yo", solo de pensar que mi mundo ya no sea parte del tuyo, hace que tenga miedo de que a mi planeta le falte luz para poder brillar. Si pasa eso, no me quedará más remedio que pedirle ayuda a las estrellas. Perdirles que me den un poco de brillo. Y para ello, tengo que acordarme de ellas, que representan aquellos momentos merecibles de acordar. Y aunque nuestros mundos ya no estén tan unidos, seguimos perteneciendo al mismo universo]. Y al fin y al cabo, lo que de verdad nos quedan son los meteoritos y las semi partículas, las estrellas y las estrellas fugaces. Tu mundo, mi mundo y nuestro universo.








miércoles, 26 de octubre de 2011

Y por fin las utilicé. ¿Te acuerdas de esas cajas que me compraste hace ya un tiempo? ¡Sí, sí! Aquellas, las que una era más grande que la otra y era casi de mi tamaño. Aquellas, las que tú me avisaste de que las iba a tener que utilizar al poco tiempo de recomendármelo. Aquellas, las que me dijiste que las ocuparía todas, aunque la mayor no tanto. Aquellas, las que dijiste que una estaría llena de muchas cosas distintas, chiquititas, pero en grandes cantidades; y la otra de una sola cosa pero grande. Pues sí. Ahora te doy la razón: las estoy utilizando. Aunque me está costando llenarlas, sobretodo la más pequeña. ¡Tengo tantas cosas que meter en ella! Pero me daré prisa y te la enviaré lo antes posibles, solo para que no me olvides. Para que veas todos los pensamientos que tuve de tí. Para que veas y te des cuenta de todos esos sentimientos que sentí cuando estuve cerca de tí, unos más ocultos que otros. Pero sobretodo para deshacerme de ella.
La otra no. La otra necesita estar muy muy tremendamente lejos de tí, de esta situación, pero sobretodo de este mundo. Necesita estar lo más marginado de aquí posible. Y en esa caja estoy yo. Aquella gran cosa que dijiste que iba a estar únicamente en esa gran caja. Y puede que la otra caja dentro de poco sea tuya, pero esta es totalmente mia. Mi caja. Mi mundo. En el que solo estaré yo. En el que yo seré la protagonista. Y no existirás en él.



miércoles, 12 de octubre de 2011

¡Hey tú!¡ Sí, tú! Sí, te estoy hablando a tí! hazme caso por favor, necesito decirte algo. La verdad... es que no se como decírtelo, pero debo hacer lo ya. Uffff, cómo lo hago ... pues... ¡Ay! No se por qué me cuesta tanto! ¡Es una simple palabra que me sale siempre sola! Así que, ¿Por qué contigo no me sale? Ayyy, no sabes la rabia que me da, necesito que lo escuches salir de mi boca, porque de verdad te lo mereces, pero sencillamente no se por qué no me sale. Pero sí que te puedo asegurar algo, y es que no es orgullo, es algo mas profundo, tan profundo que ni lo encuentro. Lo único que se me ocurre es que puede ser porque creo que te quiero, y te aprecio demasiado. Creo, que no te das cuenta. No te das cuenta de lo mucho que te echo en falta. Porque nunca estás conmigo, pero a la vez sí. Porque no te veo, pero se que estás ahi aunque no te des cuenta. Que aunque no lo parezca, creo que no tienes ni idea de lo mucho que me alegras cuando estoy contigo, pero a la vez, lo mucho que me haces sufrir cuando no lo estoy. Y no es un "todo" contigo y un "nada" sin tí, es un  "todo" siempre. Porque aunque sufra cuando no esté contigo, eso me ayuda a aclarar mis sentimientos hacia a tí y no dudar nunca lo que te quiero. Y porque sufra viéndote tan pegadita a ella, y durmiendo casi con ella, mis sentimientos hacia a tí no cambian. Porque me fio de tí, y se que tu tambien de mi. Y aunque a veces sienta rabia, celos y capricho, me lo trago todo, como siempre. Y la sencilla razón es esa. Que tengo miedo.  Sí, miedo. Al principio tenía miedo de tí, porque me pareciste inimaginable, incomparable, inexistente. Pero poco a poco he ido acostumbrándome a tí, y poco a poco me he ido haciéndote a tí. Pero con el miedo que tengo ahora, me he dado cuenta, que no estoy acostumbrada del todo, porque tengo miedo. Sí, tengo miedo otra vez, pero esta vez es a perderte. Tengo miedo a no encontrar a alguien como tú. Porque aunque conozca muy poquito nuestro mundo, se que clases de personas hay, aunque también debería arriesgarme a buscar. Pero eso no será ahora, no. Ahora no tengo necesidad, porque te quiero. A veces, siento que algo más, pero nunca he sido capaz de pronunciarlo, nunca. Y es otra vez por miedo, porque no hay vuelta atrás, y aunque esté segura de que te quiero, aparecen aquellos sentimientos que casi me hacen explotar, como la rabia, los celos y el capricho. Y de repente, todos ellos se conducen hasta mi cabecita y estos tres últimos se pelean con los sentimientos de querer y amar, porque saben que son sentimientos muy fuertes, y los quieren derrotar. Pero yo no dejaré que eso pase. No dejaré que puedan con lo que yo siento de verdad, porque nunca nada ni nadie me hará cambiar de opinion, solo yo.
pd: Creo que la palabra que estaba buscando ha llegado por fin a la punta de mi lengua y puedo explulsarla. GRACIAS. Sí, es esa. Sí, te doy las gracias, y todavía no se muy bien por qué ni cómo explicarlo ...